Obra de C. Julio César
La fama de César se basa, sobre todo, en sus triunfos militares y políticos, pero también tiene un puesto en la historia de la literatura. Sus dos obras principales, ligadas a su vida militar estrechamente, son: Comentarii de Bello Gallico y Comentarii de Bello Civili.
De Bello Gallico (Bellum Gallicum) consta de 8 libros, que contienen los sucesos ocurridos en los ocho años (58 a 51 a. de C.) de la conquista de la Galia, un libro para cada año. No obstante, el libro VIII no lo escribió César sino su lugarteniente Aulo Hircio. Tras una breve descripción geográfica de la Galia, se nos cuenta con detalle las campañas militares entre las que cabe destacar las dirigidas contra los belgas, germanos y las dos expediciones a Britania, y, en el libro VII, el levantamiento general de la Galia bajo el mando de Vercingetórix y el triunfo total de César tras la toma de Alesia.
De Bello Civili (Bellum Civile) consta de 3 libros. Comienza con la exposición de las causas de la guerra civil y sigue con los sucesos principales de dicha guerra: paso del Rubicón por César, huida de Pompeyo hacia oriente, toma de Marsella, derrota en Hispania de los lugartenientes de Pompeyo, marcha de César en persecución de Pompeyo, enfrentamiento y derrota definitiva de Pompeyo en Farsalia, tras la cual huye a Egipto donde es asesinado.
Es innegable el valor que poseen, como fuente histórica de primer orden, las obras de César. Pero en estos últimos años su "credibilidad" ha descendido mucho. Durante siglos se ha considerado a César como modelo de "objetividad", de impasibilidad en la narración de los hechos, una de cuyas pruebas sería el uso de la tercera persona, Caesar en lugar de Ego. Hoy parece evidente que los comentarios son una obra maestra de la propaganda política, donde las verdades no están abiertamente falseadas, pero sí disimuladas y, a veces, desvirtuadas. Un modelo clásico de propaganda, en el que se demuestra que la mentira más eficaz es aquella que contiene la mayor dosis de verdad. Lo que es indiscutible es su valor literario. César es, con Cicerón, el otro modelo de la prosa clásica. Su lengua es de una transparencia y de una pureza exquisitas. Aconsejaba, y practicaba, huir de cualquier palabra no refrendada totalmente por el uso. Su mejor crítico literario fue el propio Cicerón: "Son, en verdad, dignos (los comentarios) del mayor encomio. No hay nada más agradable en las obras históricas que la brevedad elegante y luminosa".