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Obra

Obra de Tito Livio

La gran obra de su vida fue Ab Urbe Condita en 142 libros, que se extendía desde la fundación de Roma hasta Augusto. Sus libros se publicaron por separado, según los iba escribiendo, pero pronto se agruparon de diez en diez (Décadas). La mayor parte de su obra se ha perdido, sólo la conocemos por los resúmenes que se hicieron de cada libro (Periochae), que sí se han conservado.
Poseemos la primera década (libro 1-10), que va desde los orígenes hasta la tercera guerra samnita (293 a.C.); la tercera década (libros 21-30), que trata de la segunda guerra púnica (218 a.C. - 201 a.C.); la cuarta década (libros 31-40), que cuenta la conquista del Mediterráneo oriental; y la mitad de la quinta década (libros 40-45), que narra la conquista de Macedonia (167 a.C.).

Tito Livio, como los dos grandes poetas contemporáneos Virgilio y Horacio, pretende glorificar el pasado de Roma, exaltar el sentimiento patriótico y colaborar en la renovación nacional que pretende llevar a cabo Augusto. Para Livio, la Historia es un repertorio de ejemplos, unos buenos, que hemos de imitar, y otros malos, que hemos de desechar. Por eso, remontando al pasado, quiere glorificar las virtudes que hicieron posible el imperio y dar a sus contemporáneos, escépticos y corrompidos, una lección moral.
ColiseoTito Livio se inspira en los libros conservados de los analistas y en el escritor griego Polibio, sobre todo en la tercera década. Pero no se preocupa demasiado por consultar las fuentes que tiene a su alcance y por apoyar sus afirmaciones en autoridades. Es indiferente a las precisiones geográficas y a las condiciones económicas; a veces, exagera en el cálculo de fuerzas militares, botines, etc... No obstante, escribe de buena fe y nos informa de las distintas opiniones de diversas fuentes sobre el mismo hecho.
No tiene la concepción moderna y científica de la Historia. Ésta es para él un género literario y oratorio, y su tarea consiste esencialmente en embellecer los hechos que narra, utilizando los recursos artísticos de la retórica. El conjunto de la obra lo divide en amplios bloques que giran alrededor de un tema central de interés, por ejemplo, la segunda guerra púnica. Los episodios que narra los presenta como verdaderos dramas, en los que brillan los discursos, inventados por el propio autor, pero que responden presumiblemente a los que se pronunciaron. Tienen verdadero valor oratorio.

Como autor, no era partidario de la concisión de Salustio, sino más bien del período ciceroniano, aunque sus períodos son más variados y menos simétricos que los de Cicerón. Su frase es amplia, clara, llena de riquezas sintácticas y de gran colorido poético.