PVBLIVS VERGILIVS MARO


     Publio Virgilio Marón nació el año 70 a. de C. en una aldea cerca de Mantua en la Galia Cisalpina, de familia modesta. Después de estudiar en Cremona y Milán, se trasladó, antes de cumplir los 20 años, a Roma, donde siguió estudios de retórica. Pero el joven Virgilio, de salud quebradiza y, tal vez por ello, de carácter introvertido, carecía de las condiciones mínimas para la vida política activa, para las batallas dialécticas en el foro. Por eso deja pronto las ampulosidades de la retórica y se dedica al estudio de la filosofía, con gran admiración hacia Lucrecio y el epicureísmo, a la vez que inicia su andadura poética, su verdadera vocación.
     La fama que adquiere desde su primera producción le lleva al círculo literario de Mecenas y se convierte, por convicción, en el más entusiasta colaborador de la política restauradora y pacificadora de Augusto. Toda su vida está consagrada a la poesía.
     A los 51 años realiza un viaje de estudios a Grecia para ver sobre el terreno la Troya que había cantado en su Eneida, sobre la que llevaba ya trabajando diez años. En Mégara coge una insolación y de ella muere al desembarcar en Italia, en el año 19 a. de C. Hay quien piensa que murió a causa de la fiebre que se apoderó del enfermizo (y, tal vez, tuberculoso) poeta.

     Existe un grupo de obras breves, editadas con el título de Apéndice Virgiliano , que durante mucho tiempo fueron atribuidas a Virgilio. Hoy se sabe que muchos de esos poemas no son de él; y que algunos sí se le pueden atribuir con casi absoluta certeza. Estos serían poemas de juventud con una clara influencia alejandrina a través de los neotéricos, que eran sólo unos años mayores que el poeta y cuyo máximo representante, Catulo, debió morir por entonces, dejando una estela de admiración e imitadores. Pero, prescindiendo de estas controvertidas producciones juveniles, tres son las obras indiscutibles de Virgilio por las que se considera, sin posible duda, el más grande de los poetas de Roma: Las Bucólicas, Las Geórgicas y La Eneida:

      BUCÓLICAS
     Son 10 composiciones de tema pastoril. El creador del género fue el poeta alejandrino Teócrito. De él toma Virgilio no sólo la idea, sino temas y hasta personajes. Ahora bien, nada más lejos de una imitación servil. Las Bucólicas virgilianas son una obra de auténtica creación poética. Virgilio enhebra, a veces, varias composiciones de Teócrito en una sola, pero además le insufla su propia inspiración, amasada con vivencias personales.
     Escribe Virgilio Las Bucólicas, todas en hexámetros dactílicos, cuando se halla inmerso en el estudio de la filosofía epicúrea. Para muchos constituyen una especie de sublimación poética de los preceptos filosóficos, que incitaban a vivir lejos de afanes y ambiciones, pero, en definitiva, lejos de la dolorosa realidad, recluidos en el mundo ficticio de la Arcadia feliz. Sin embargo, sin negar esta influencia epicúrea, está claro que Virgilio no puede, o no quiere, evadirse de la realidad. Las Bucólicas I y IX son una buena prueba de ello. Cuando Octavio, después de la batalla de Filipos expropia y reparte entre sus veteranos grandes extensiones de tierras en el norte de Italia, la medida afecta a la familia de Virgilio. Éste describe en la IX, bajo nombres ficticios, la dolorosa situación. Luego consigue de Augusto, con el que entra entonces en contacto, que respete sus tierras; y en la I Virgilio, bajo la personalidad del pastor Títiro, da las más encendidas gracias a Augusto, aunque sin olvidarse de los expoliados. Las Bucólicas III, VII y VIII tienen por tema un "concurso poético" entre pastores: dos personajes rivalizan en un certamen poético-musical, con cantos alternados del mismo número de versos y, a veces, de sentido análogo; un tercer pastor hace de juez y emite el fallo correspondiente.
     La Bucólica IV es un caso aparte. Carece de los rasgos propios del género y adopta más bien un tono épico. Pero ha sido la más comentada, porque en ella se canta el nacimiento de un niño que va traer a la Tierra una nueva edad de oro y los cristianos de la Edad Media quisieron ver en ella un anuncio profético del nacimiento de Cristo.
     Las Bucólicas son el primer fruto maduro de la espléndida inspiración virgiliana, que irá en progresión creciente en las otras obras.

      LAS GEÓRGICAS
     Su título significa "poemas consagrados al trabajo de los campos". Están dedicadas a Mecenas, que parece haberle sugerido el tema. Constan de cuatro libros con el siguiente contenido: cultivo de las tierras y época apropiada para las diversas actividades agrícolas (libro I); cultivo de los árboles y de la vid (II); cría del ganado (III); cría de las abejas, con la vida y costumbres de estas (IV).
     Las Geórgicas son un poema didáctico, género que había introducido en Roma Lucrecio. Virgilio no expone, como aquél, una doctrina filosófica sino una doctrina agrícola. Pero, claro es, Las Geórgicas son mucho más que un tratado de agricultura. Virgilio escribe un "poema", donde la poesía raya a altura insuperable, y, además, escribe poseído por una misión "patriótica y social". Ya hemos dicho que uno de los objetivos del programa de Augusto era la repoblación de los campos, la vuelta a la vida campesina y a las virtudes idealizadas de los antiguos romanos. Toda la obra está esmaltada de digresiones y episodios bellísimos que rompen la posible monotonía de la exposición técnica. Destacan el elogio de Italia (II, 136 ss), el canto a la vida campesina (II, 458 ss), el episodio de Orfeo y Eurídice (IV, 315 ss),...
     La ciencia agrícola, rudimentaria como era, y la altísima poesía se funden en Las Geórgicas en unidad perfecta. Constituyen la "verdadera epopeya del campesino". Es la obra virgiliana de mayor perfección poética, pues a La Eneida no pudo darle el toque final.

      LA ENEIDA - SINOPSIS
     Es la gran "epopeya nacional romana". Consta de 12 libros y está inspirada en las dos grandes epopeyas homéricas: los 6 primeros libros se basan en La Odisea, con el relato de los viajes de Eneas desde Troya a Italia; los 6 últimos imitan La Ilíada, con las guerras que Eneas lleva a cabo en Italia hasta hacerse con el reino del Lacio. Pero la narración no es cronológica. Cuando empieza el poema, Eneas y los suyos se dirigen desde Sicilia a las costas de Italia, pero una tempestad los arroja a las costas de África. Allí la reina Dido, que está levantando Cartago, los acoge y les ofrece un banquete. Luego pide a Eneas que le cuente sus desgracias y aventuras: la toma de Troya, su salida de la misma,... A partir del libro V se narra la llegada a Italia y las guerras que allí tienen lugar hasta que Eneas da muerte a su principal enemigo, el gran caudillo Turno.
     Virgilio pretende con esta obra la glorificación de Roma. Eneas, el héroe legendario del que descenderá Rómulo, fundador de la ciudad, es hijo de un mortal, Anquises, y de la diosa Venus, a su vez hija de Júpiter. Luego los romanos descienden de Júpiter, el rey de los dioses. Virgilio asume en su poema todo el pasado, el presente y el futuro de Roma. Para ello hace descender a los Infiernos a Eneas, y allí su padre le muestra todo.
     Nuestro poeta tiene como precedente a Nevio y a Ennio, pero La Eneida es una epopeya que se convertirá en popular, mientras que las obras de los autores citados sólo quedaron para estudio de los eruditos.
     La Eneida es la obra cumbre de la poesía romana. Revela en el autor un conocimiento profundo de todo el pasado histórico y literario griego y romano, pero ello no empaña la frescura de la narración, recorriendo toda su obra una exquisita sensibilidad.
     El Hexámetro es el verso que recorre toda la obra, hasta un total de 9896, de los que algunos están incompletos, por el hecho de que Virgilio no pudiera finalizarla. También existen duplicados.
     En cuanto a su lenguaje y estilo, se ha dicho que "nadie ha comprendido mejor el genio de la lengua ni se ha servido mejor de todos sus recursos". Elegancia armoniosa, figuras y comparaciones insuperables, siempre en el tono justo. Su obra pasó inmediatamente a las escuelas.
     En la Edad Media su fama es fabulosa. Dante lo toma como su maestro y guía, e incluso algunos lo denominan "padre de Occidente". Resumamos, pues, con Humbert, diciendo que Virgilio es "el representante por excelencia del genio latino en el pensamiento y en el arte".


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