No se conoce con certeza cuándo vivió Cornelio Nepote. Era originario
de la Galia Cisalpina y contemporáneo de Catulo y Cicerón. Se establece
su fecha de nacimiento alrededor del año 100 a.C. y su muerte se sitúa
sobre el 25. Vivió al margen de las luchas políticas, dedicado al
estudio con laboriosidad, aunque no con demasiado talento.
Escribió una obra titula Chronica,
en tres libros, una especie de historia universal resumida pero que se
ha perdido. En cambio, sí se nos ha conservado, aunque sólo en parte, De Viris Illustribus, que inaugura
un nuevo género en la literatura latina: la biografía. Constaba de dieciséis
libros de los que sólo quedan una veintena de biografías de generales
griegos (Milcíades, Temístocles,
Alcibíades, Epaminondas, ...) y dos cartagineses (Amílcar y Aníbal). De
la sección De Latinis Historicis,
han quedado las biografías de Catón y Ático.
La biografía
tenía sus precedentes en el encomio griego y los elogia fúnebres latinos. La laudatio funebris
tenía sus leyes: contenía obligatoriamente el recuerdo a los
antepasados, la carrera oficial, los sucesos de su vida pública y la
mención de sus virtudes y circunstancias personales.
Frente a
la historia propagandística de César, destaca el carácter ejemplarizante
de la obra de Nepote: presenta una serie de modelos a los que imitar o
rechazar. Este carácter moralizante hizo que se implatara como libro de
texto en las escuelas. Pero su valor histórico es deficiente, carece de
imaginación y se ciñe casi exclusivamente a la anécdota. Nepote no se
consideraba historiador: escribía Vidas,
no Historia.
Aunque sus fuentes eran históricas, no buscaba en ellas la verdad
histórica como objetivo fundamental: la historia era el punto de
partida, no la finalidad de la obra.
Su lenguaje es igualmente correcto pero sin brillo.
Sus personajes, con todo, están, generalmente, bien caracterizados,
llegando a conmover al lector, y su estilo suele estar compuesto con
arreglo a las normas de la retórica.