Mientras que para la RAE un friki es alguien «Extravagante, raro o excéntrico», la lengua, que siempre va por delante de cualquier academia, ha pasado ya prácticamente a considerar que ser friki no solo no es un valor negativo sino que puede llegar a ser un valor altamente positivo y, en cualquier caso, diferenciador. No es la primera vez que pasa esto del cambio semántico ni será, por supuesto, la última. Y los clásicos no íbamos a ser menos.

Durante el presente fin de semana he tenido la oportunidad de asistir a #ClásicasAlmendralejo y el párrafo anterior se justifica porque durante estos días he escuchado a diversos compañeros autodefinirse como «frikis» con orgullo. Pues igual tenían razón.

El caso es que estos días nos hemos reunido en la ciudad de Almendralejo unos pocos (es lo que significa «Rarus» en Latín -y de ahí se puede enlazar con lo del frikismo-) compañeros y compañeras para hablar de algunas cosas que nos importan relacionadas con el mundo de las clásicas y nuestra labor diaria.
También, por supuesto, ha habido tiempo para reencuentros varios, para hacer nuevos amigos, para hablar de otros temas y para tomar nuevas energías que permitan continuar con ánimo renovado la tarea diaria. Recordad que para esto, entre otras cosas, me sirve el Latín.

Sin embargo, no os preocupéis que no os voy a volver a contar lo que hicimos porque supongo que ya lo sabéis por otras fuentes y, si no, aquí tenéis toda la información. Tan solo quería dar públicamente las gracias por la acogida dispensada a Carlos y al CPR de Almendralejo. Inmejorable. Gratias mille ex imo corde.

Jornadas #ClásicasAlmendralejo